Soy feliz y ahora creo en el amor: 31 Minutos en Tiny Desk

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Por Agustín Martínez

En medio de un clima de polarización afectiva y la tensión de una inminente primera vuelta presidencial, cuando la vida digital y la terrenal parecen blanco y negro, 31 Minutos vuelve en gloria y majestad, trayendo un inesperado color. El icónico programa de televisión dosmilero, que marcó a más de una generación, estrenó su Tiny Desk Concert desde los estudios de NPR en Washington D. C., a través de YouTube. 

A la hora de su estreno en Chile, muchos comenzaban la semana levantándose, como todos los lunes, para dirigirse a realizar sus responsabilidades diarias. Pero esta semana partiría con un desayuno distinto. Celulares, tablets y computadores resonaban con las icónicas canciones de 31 Minutos. Así, en menos de 12 horas, el video ya acumulaba más de 2,5 millones de vistas, rompiendo el récord de nada más y nada menos que de la cantante y compositora estadounidense Billie Eilish. 31 Minutos estaba haciendo historia, y ningún chileno quería perdérselo. 

De esta forma, comenzó a aflorar un sentimiento de orgullo nacional. Una alegría colectiva comparable solo con las Fiestas Patrias, un triunfo de la Selección Chilena en el Estadio Nacional o la celebración de Los Juegos Panamericanos. En todos estos casos, la emoción emerge al ver triunfar algo que marcó la infancia de muchos y se mantiene vivo hasta el día de hoy.

Un programa de televisión que siempre gozó de una excelente música, pero también de un humor inteligente; ácido muchas veces. Con una crítica desde y hacia la sociedad de los años 2000 en Chile, que criticaba los valores conservadores y tradicionales impuestos por las élites. Un humor que esta vez también hizo presencia, con una crítica a Donald Trump y sus recientes políticas migratorias.

El regreso de Tulio Triviño Tufillo y sus amigos, nos demostró que siempre hay razones para sentirnos orgullosos y, sobretodo, para unirnos, cantar y, por qué no, llorar también.

proximamente