¿Quién debería ser dueño de los Masters?: El control del futuro musical en las manos de los artistas

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La lucha por la propiedad de los masters redefine el equilibrio de poder en la industria musical.

La propiedad de las grabaciones maestras o masters es uno de los temas más importantes y a menudo ignorados por los artistas emergentes. Los masters son las grabaciones originales de las canciones y representan el control completo sobre cómo se distribuye y monetiza la música. Históricamente, los sellos discográficos han tenido la mayor parte de este control, dejando a los artistas con una pequeña fracción de los beneficios. Sin embargo, la era digital ha abierto una ventana para que los músicos recuperen ese poder.

Derechos editoriales vs. Derechos de master

Es importante no confundir los derechos editoriales con los derechos de master. Aunque ambos son esenciales en la industria musical, se refieren a aspectos completamente diferentes de una canción Los derechos editoriales pertenecen a la composición de la canción—la música y la letra; y los derechos del master se relacionan con la grabación específica de sonido de la canción.

Esta distinción es crítica cuando se trata de propiedad, pagos de regalías y asuntos legales en la industria musical.

Los artistas típicamente ceden sus derechos de master al sello, a menudo a perpetuidad, o por una considerable cantidad de años, aún después del fallecimiento del artista, y a menudo reciben solo un pequeño porcentaje (alrededor del 15%) de las regalías, mientras que el sello se queda con la mayor parte (alrededor del 85%).

Artistas como Prince, Taylor Swift y Kanye West han mostrado las ventajas y la importancia de poseer sus propios masters. Para un artista, poseer los derechos de sus grabaciones significa mayor control sobre las licencias, regalías y usos futuros de su música. La lucha de Swift, quien decidió regrabar su catálogo para tener control total sobre sus nuevas versiones, es un ejemplo claro de la importancia de esta propiedad. En cambio, depender de los sellos significa ceder ese poder, con condiciones que pueden durar décadas y limitar las ganancias de los creadores.

El camino a seguir

Para los artistas emergentes, la lección es clara: poseer tus grabaciones maestras es una inversión crucial en tu futuro. Los artistas mantienen el control sobre cómo se usa y distribuye su música, recibe una mayor parte de las regalías generadas por su música, y a medida que su carrera crece, también lo hace el valor de los masters.

Aunque para un artista nuevo pueda ser complicado arrancar su carrera sin el apoyo de una discográfica, cada vez existen más opciones en las que no necesariamente es obligatorio ceder el 100% de los derechos de las grabaciones por décadas y décadas. Educarse sobre cómo funcionan estos acuerdos es el primer paso para construir no solo una carrera exitosa, sino un negocio sólido como artista.

La industria musical ha experimentado cambios significativos en los últimos años, en gran parte debido al auge de las plataformas digitales y los servicios de streaming. Estos cambios han creado nuevas oportunidades para que los artistas mantengan el control sobre su trabajo, incluyendo sus grabaciones maestras.

Aunque los sellos discográficos tradicionales aún ofrecen recursos valiosos y experiencia, los artistas ahora tienen más influencia para negociar términos favorables o elegir caminos alternativos hacia el éxito. Al comprender la importancia de la propiedad de las grabaciones maestras y las posibles implicaciones a largo plazo de sus decisiones, los artistas pueden posicionarse mejor para carreras sostenibles en la industria musical.

A medida que la industria continúa evolucionando, es probable que veamos más artistas priorizando la propiedad de sus masters, ya sea a través de una cuidadosa negociación con los sellos o eligiendo permanecer independientes. Este cambio hacia el empoderamiento y la propiedad del artista no solo es beneficioso para los músicos individuales, sino que tiene el potencial de remodelar todo el panorama de la industria musical, creando un entorno más equitativo y amigable para los artistas en las generaciones venideras.

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